Una gran historia en torno al Caballo Chileno: Los Hurtado recibieron premio a la Familia Criadora

Las familias Hurtado Ruiz-Tagle, Hurtado Vicuña y Silva Hurtado recibieron el premio a la Familia Criadora otorgado por la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena durante la Final de Rodeos Para Criadores Pelarco 2024.

El presidente de la Federación, Ignacio Rius García; el secretario general, Sebastián Dabed Martinic; y los directores Gastón Salazar Ruiz, Roberto Standen Pérez y Juan Pablo Acuña Villouta, entregaron el merecido galardón que reconoce una larga historia en la crianza del Caballo Raza Chilena.

Hace más de dos siglos, en 1784, un joven español de 15 años llamado Pablo Hurtado Saracho y Castaños, salió desde su pueblo de Galdames del país vasco donde abordó un barco rumbo a Chile. Desembarcó en Concepción portando como equipaje una maleta de humo cargada de sueños y aventuras en busca de un mejor vivir, sin pensar que con ello daba origen a su estripe acá en la América de ultramar, precisamente en nuestra Patria con su impronta y su apellido Hurtado, una épica que la actualidad establece en la ribera norte del embalse Colbún, aguas que cubrieron las huellas del viejo villorrio y el pasado de antiguos que tranquearon la hacienda La Esperanza, tierra cordillerana que cabalgó un huaso histórico como lo fue don Fernando Hurtado Echenique, el primer presidente de la Federación del Rodeo Chileno, que desensilló un potro negro de su marca para construir su rancho con chimenea de piedra en esa tierra de cordillera y agua.

Ahí "Don Feña" soltó sus yeguas en veranadas para cosechar cada otoño potrillos de la sangre heredada de su padre, don José María Hurtado Larraín, destacado agricultor y jinete, que siendo muy joven armó su vida acampada en la hacienda Vichiculén, provincia de Aconcagua, durante la segunda mitad del siglo XIX (1850-1899).

Luego Don José María endilgaría su arreo rumbo a la hacienda Orrego Bajo, en Casablanca, donde permanece desde 1897 a 1906, campo donde establece su crianza originaria inscribiendo sus primeros caballos en 1983 en los recién abiertos Registros Genealógicos de la Sociedad Nacional de Agricultura, donde anota su potrillo Guindo, inscrito con el número 523, hijo de Mulato de Vichiculén en la yegua Peineta. Junto a este potro inscribió 27 yeguas que hasta hoy se manifiestan en la Crianza.

Los hombres de la Familia Hurtado son todos gente del Caballo; ellos siguieron la huella que empezó en 1917 don José María Hurtado en la hijuela Maitenes de la hacienda El Huique, tierra colchagüina de buenos huasos donde había arribado por arreo en 1906, atravesando luego el río Tinguiririca para largar su manada a los pastos de la hacienda Los Maquis, en Palmilla, donde prolonga la descendencia como Criadero Los Maquis, usando para ello a sus hijas Moneda y Casaca. La primera nace en 1915 siendo hija de la yegua Tumbaga y le dio a la gran yegua Rabietita, nacida en 1936, hija del potro Cuequero (Segador y Bailarina).

Alrededor del año 1908 don José María Hurtado conoció a don Arturo Bamphylde, noble inglés llegado a Chile poco tiempo antes, con quien trabó gran amistad y que habría de tener destacada influencia en el posterior desarrollo del criadero Los Maquis.

La profunda amistad hacia don José María Hurtado hizo que el noble inglés le obsequiara el semental Segador, que tanta importancia habría de tener en la vida del criadero Los Maquis, al igual que su padre, Africano, hoy considerado como iniciador de una de las líneas de mayor presencia del caballo actual, poseedor de la casta cuevana y catenina por medio de su hijo Segador y posteriormente por el mismo potro Africano (Zángano y Estrella), manco negro buena clase con quien uniformó un tipo de caballos característicos de Los Maquis que continuó la línea del Africano a través de la reproducción de Segador y Panizo.

Más tarde sería su hijo, un fundamental de la altura de don Fernando Hurtado Echenique, el recordado "don Feña", que siguiendo la misma línea de su antecesor, incorpora en 1951 otro descendiente directo de Africano, proveniente del criadero Curiche, de Los Angeles, de don Estanislao Anguita llamado Regador, potro con el que realiza un embreending cerrado al cruzarlo con su nieta Ardentía de cuya parición nace otro de los reproductores importantes del caballo chileno como es Los Maquis-Batelero, potro de ranking nacional en la década del 60.

Otro potro reproducido en Los Maquis los últimos años fue Morocho, un hijo de Batelero (Regador) y Segadora (Aleteo), los dos extras de vacas, dejando 30 crías en el criadero entre las que sobresalen Pipeño, Chamanto, Condenado, Encomienda y como reproductoras Tristeza y Victoria, madres de dos campeones de Chile: El Lechón y Estribillo II, respectivamente y Venganza, madre de la vicecampeona de Chile, Escoria.

La historia más contemporánea del criadero se divide en sus herederos, los señores Nicolás Hurtado Vicuña, que continúa con Los Maquis y don Carlos Hurtado Ruiz-Tagle con su hijo Carlos Hurtado Larraín, que el año 1977 seleccionan un grupo de yeguas originarias con la que forman su criadero La Chispita. Junto con ello, los hermanos Silva Hurtado cumpliendo a la iniciativa de su madre, la señora Pelusa Hurtado, fundan las mismas líneas y en señal de homenaje a su padre, don Raúl Silva, el criadero León Viejo, apodo que tuvo "Don Raucha" en el rodeo.

De esta manera la historia de Los Maquis sigue vigente en pleno siglo XXI. Gracias al ímpetu fundador de don José María Hurtado Larraín, que por intermedio de su descendencia proyectó sus sangres a mucho más de un siglo de selección y cuidada crianza, plasmando la historia de Los Maquis, La Chispita y León Viejo, a la gran tradición del Caballo Pura Raza Chilena.

Sobre el premio Familia Criadora, Raúl Silva Hurtado comentó: "Fue precioso, me encantó el recuento, hay muchas cosas que yo no sabía y creo que este reconocimiento a la familia, desde el nacimiento y la unión con los caballos es muy bonito".

"Don Feña dedicó prácticamente su vida entera a los caballos, rodeo y crianza, así que estoy muy contento por haber seguido su línea", agregó.